Leyenda del Fujiyama
Diosa floreciente.
Los míticos orígenes del Fuji, se narran en las primeras páginas del Kojiki, texto
sagrado del sintoísmo (religión nativa) y al mismo tiempo la primera historia de Japón. Este
libro fue redactado en el año 712 por Yasumaro, por orden del emperador, quién conseguiría su ascendencia divina a través de la descripción de los
mitos transmitidos oralmente desde los más remotos tiempos.
Intento de cosmogonía del mundo occidental. Estos mitos nos
cuentan que de la unión de dos divinidades nació el país de las ocho grandes
islas.
El padre de estas islas, desesperado, desenvainó la espada y cortó en
seis pedazos a un hijo recién nacido: estos pedazos fueron la cabeza, el
vientre, el pecho, los genitales, las manos y los pies. Pero de cada uno de
estos pedazos tomó forma un nuevo dios de las montañas, protector de los pasos,
de los senderos, de los viandantes y de la vegetación. Y sobre todos ellos
reina como soberano Oh-yama-tsumi, el gran dios del Fuji, con su hija, la
augusta princesa.
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